Al momento de escribir esto, llevo casi cinco años en un viaje. Un viaje que no pagué, en el que, como buena esclava de 35 años de adoctrinamiento, me vi obligada a embarcar sin querer, sin saber que me encontraría con un mundo desconocido, un mundo real, un mundo escondido, un mundo viejo.
Este mundo viejo rompió las cadenas mentales que me ataban y, cada día, me enseña a liberarme de las necesidades que me han sido impuestas. Descubrí que las respuestas a todas mis carencias físicas y mentales siempre estuvieron ahí: en el aire que respiro, en el sol que me calienta y en la tierra que me nutre.
Nikola Tesla dijo una vez: “Si quieres encontrar los secretos del universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración”…
Descubrí historias ocultas, tradiciones perdidas, remedios ancestrales y la más sorprendente y hermosa arquitectura funcional. Descubrí la electricidad y el electromagnetismo, el éter y la importancia de las telas y los materiales con los que interactuamos día a día. Descubrí minerales, y dentro de mí, un cerebro que no sabía que existía. Descubrí todo aquello que ignoré toda mi vida, lo que siempre estuvo escondido a plena vista.
Como es natural, tuvieron que ocurrir varios cataclismos para llegar a este punto. Cataclismos que, al principio, parecían ser debacles catastróficos, tanto a nivel social como personal. Pero al final, resultaron ser —me atrevo a decir— una bendición. Porque, de no haber sucedido, no habría encontrado este maravilloso mundo viejo, mi primera y única pasión.
Descubrir que gran parte de la historia que he estudiado toda mi vida es simplemente mentira puede afectarte de varias formas: decepción, tristeza, nihilismo o frustración. En mi caso, todos los eventos de estos casi cinco años despertaron en mí una curiosidad voraz y obsesiva, como si lo único que importase fuese llegar a la verdad… o a mi versión de la verdad, una versión que tenga sentido.
Llevo mucho tiempo queriendo empezar a escribir, sin saber por donde empezar, he deseado conectar ideas y conceptos, desarrollar mis razonamientos de forma más profunda, en busca de mi versión de la verdad y de una comunidad que sienta como yo (sé que hay muchos). Deseo comparar teorías y evidencias, sorprenderme con lo desconocido y ver dónde todo conecta: química, física, electromagnetismo, arquitectura, minerales, el sol, la luna, la tierra, los alimentos, el agua, el aire, el fuego, la naturaleza humana, la piel, el pelo, la sangre, la política, las guerras, la medicina, el amor y el odio, el arte, la religión… la MÚSICA.
Nikola Tesla dijo una vez: “Si quieres encontrar los secretos del universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración”… Efectivamente, todo lo que he descubierto recientemente conecta con estos tres elementos, por lo que, naturalmente, mi punto de partida en este viaje será la música.
Para crear música trascendental, necesitamos entender y dominar estos tres elementos. La música sana, el sonido hace que todas tus células vibren, tu frecuencia puede determinar tu vida… y la energía, bueno, la energía lo es todo.
En este espacio estaré analizando, deconstruyendo, conectando y compartiendo todo aquello que me liberó y me mantiene libre cada día, todo eso que me obsesiona, todo lo que despertó mi primera pasión.
Te invito a viajar conmigo, a obsesionarnos con este mundo viejo.
© 2024 An Guzmán